La Disciplina Detrás de la Creatividad: Secretos para Aprovechar tu Tiempo al Máximo

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¿Qué es la disciplina?

De acuerdo al diccionario, la disciplina es el «conjunto de reglas o normas cuyo cumplimiento de manera constante conducen a cierto resultado.» Cuando aplicamos estas reglas de forma voluntaria hacia nosotros mismos, se le llama autodisciplina.

La constancia, entendida como la «voluntad inquebrantable y continuada en la determinación de hacer una cosa o en el modo de realizarla», y la disciplina van de la mano. Sin ella, no se cumplen las normas preestablecidas para alcanzar un objetivo.

A lo largo de la historia, numerosas personas han afirmado que la clave para su éxito radica en la constancia y la disciplina; aunque la inteligencia o el talento nato pueden facilitar las cosas, no son indispensables para llevar una carrera exitosa y satisfactoria.

 
Motivación, metas

Disciplina en el trabajo

Cualquier persona puede tener dificultades en sostener la disciplina y la constancia, pero ¿Qué pasa con los artistas?

Pues, la mayoría de los artistas son autoempleados o emprendedores y es mucho más complejo mantener la disciplina cuando trabajas para ti que cuando trabajas para un tercero,  ¿Por qué? Cuando formas parte de una compañía tienes que cumplir con horarios, objetivos impuestos y sí o sí tienes que trabajar.

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Sin embargo, cuando somos autoempleados es fácil:

– perder de vista nuestros objetivos,

– perder la motivación,

– procrastinar actividades si no tienen una fecha específica de entrega a terceros,

– distraernos,

– no llevar una organización adecuada,

– quejarnos porque no estamos haciendo lo que deberíamos hacer, entre otras.

A todo esto, debemos sumar otros factores personales como la autoestima, el miedo, la desconfianza, entre otros.

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 ¿Qué podemos hacer para ser disciplinados?

Para ser un ARTISTA Y CREATIVO DISCIPLINADX necesitas:

1) Establecer metas y submetas.

Una meta es el “fin al que se dirigen las acciones o deseos de una persona.» Para determinar tus metas de forma clara necesitas preguntarte: 

  • ¿Qué quiero lograr? 
  • ¿Para qué lo quiero?
  • ¿Cómo lo voy a lograr? (pasos a seguir) 
  • ¿Qué necesito? (costo, calidad, tiempo, cantidad)
  • ¿Cómo sé que logré la meta, cuál es el indicador?
  • ¿En cuánto tiempo quiero lograr esta meta?

Es fundamental que nuestra meta sea realista y alcanzable y que los pasos para alcanzarla no sean sobre-exigentes ni desalentadores.

Mientras más específico seas desarrollando tus metas, mejores probabilidades de ejecución y finalización.

2) Organizarte de forma realista para alcanzar tus metas y submetas.

Uno de los aspectos en donde suelen fallar la mayoría de las personas, es en hacer una organización que sea realista, sensata y amable. Para organizarte de forma realista te  recomiendo:

  • Elabora un horario con las actividades que haces durante el día (no las que quieres hacer), esto te permitirá observar a qué cosas le estás dedicando tiempo de más o de menos y te ayudará a establecer prioridades.
  • No coloques en tu agenda mil proyectos al mismo tiempo, debes ir agregándolos de forma progresiva una vez que vayas construyendo un hábito.
  • Mide los tiempos que te toma hacer determinada actividad y planifica acorde a ello.
  • No asumas trabajos o proyectos para los que no dispones tiempo.
  • No te sobre-exijas, ve un paso a la vez.

3) Trabajar el miedo al  éxito.

El miedo al éxito suele derivarse de: sentir que no somos merecedores de éxito, o sentir que no podremos manejar el éxito. 

  • En el primer caso, es común en personas que han crecido en ambientes opresores y sumamente críticos: Es necesario ampliar el esquema de pensamiento positivo, trabajar en la autoestima y en el reconocimiento.
  • En el segundo caso, la persona que siente que no podrá manejar el éxito suele pensar que no va a conseguir un equilibrio entre lo laboral y lo personal, esto es falso, con metas claras y una buena organización es totalmente factible tener lo mejor de ambos mundos.

4) Trabajar el miedo al fracaso.

El miedo al fracaso es un miedo irracional a fracasar o cometer errores. La actitud de las personas frente a este se divide en dos:

  • Conducta de evitación: procrastinar o directamente no cumplir con actividades en las que se pueda generar el fracaso.
  • Conducta de sobrecompensación: Trabajar horas extras y demasiado para evitar un posible fracaso.

Para reducir este miedo tenemos que hacer valoraciones acertadas de nuestra realidad y evitar las anticipaciones derrotistas (“lo voy hacer mal”).

A veces usamos mal el término fracaso para referirnos a errores, es verdad que una serie de errores pueden llevar al fracaso pero, si mides tus resultados y haces ajustes adecuados, estos errores serán aprendizajes muy valiosos que te ayudarán a salir adelante.

5) Trabajar el miedo al rechazo.

El miedo al rechazo es un pensamiento irracional de que no seremos aceptados, queridos o escuchados. Para trabajar este miedo necesitas:

  • Trabajar en tu autoestima y recuperar la confianza en tus capacidades.
  • Asumir las experiencias pasadas de rechazo, quitándoles la carga afectiva (es decir, no convertir el rechazo en algo personal).
  • Trabajar en reducir la ansiedad que se genera a partir de este miedo.
  • Eliminar distorsiones cognitivas que sustenten este miedo (si no gusta es porque no valgo, no soy bueno en lo que hago, etc).

6) Trabajar el miedo a la mediocridad.

La palabra mediocre, si bien representa algo de calidad media, también puede entenderse como algo de poco mérito o valor.  Este miedo deriva del miedo al rechazo, y el miedo a que el trabajo no sea perfecto, literalmente.

  • Reflexiona, permítete ser auténticx, disfruta de tu trabajo, sigue formándote y practicando.
  • Trata de deshacerte de la idea de que tu trabajo será “perfecto” de la noche a la mañana.
  • Reconoce y valora tu esfuerzo, tus conocimientos y tu experiencia; no te sobre-exijas ni te comprometas con demasiados trabajos con los que después no puedas cumplir

7) Trabajar el miedo al riesgo.

Cuando asumimos riesgos, nos exponemos al posible rechazo, a que nuestra iniciativa no guste y a salir de nuestra zona de confort. Tomar riesgos implica confiar en nosotros y nuestras habilidades. En muy importante considerar:

  • Quien no hace, no avanza.
  • Muchos emprendedores se encuentran con innovadoras ideas creativas que temen poner a flote porque no saben si puede funcionar, y la única manera de saberlo con certeza es probándolo, sin embargo, el miedo a tomar ese riesgo creativo les paraliza.
  • No descartes ninguna de tus ideas, escríbelas, desarróllalas, déjalas reposar y tómalas de nuevo más adelante.
  • Trabaja en la paciencia, mantén la calma, paciencia, los proyectos llevan tiempo, tenemos que ser conscientes de ello.
  • Sobre todo, pasa a la acción.
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8) Deshacerte de la idea de que todo lo que hagas debe ser perfecto al primer intento.

La perfección es algo muy subjetivo ¿Cuál sería el indicador para determinar que algo es perfecto? Y ¿Según quién es algo perfecto?

Somos muy exigentes con nosotros mismos, y el sentir que tenemos que hacer cosas perfectas nos paraliza, nos coloca en un lugar imposible, porque nunca nada será suficiente.

Si te colocas metas imposibles e irrealistas sentirás que no avanzas… Tienes que tener metas claras pero sobre todo realistas, no existe un medidor de perfección, tienes que aprender a poner un límite.

Considera tu potencial actual, no el que deseas tener en 10 años, no juzgues tu trabajo basándote en lo perfecto que sería en 10 años. Avanza.

9) Olvidarte de la idea de que la disciplina es algo innato; pues, es algo que se entrena.

La disciplina se entrena, para ello hay que crear pequeños hábitos que podamos sostener en el tiempo, ponernos en un inicio una meta pequeña, y cuando nos sintamos cómodos, ir aumentando.

Entrenar la disciplina también implica confrontar la desidia y tomar acción.

El pensamiento de que no podemos lograr algo es automáticamente un bloqueo y desvalorización de nuestras capacidades.

Eres capaz de hacer lo que te propongas, a tu ritmo; no te menosprecies ni quites mérito a tus habilidades, sí puedes ser disciplinado.

10) Alejarte de todo aquello que te distraiga de cumplir tus metas, incluidas las actividades y personas tóxicas.

Cuando tienes metas claras es fácil orientarte a ellas y darte cuenta de cuáles actividades o cuáles personas te mantienen alejado de tu meta. Detente un momento y pregúntate ¿En qué actividades estás invirtiendo más tiempo del que te conviene?

Empieza a depurar tu vida de cosas que no necesitas para hacer tiempo que puedas dedicar a lo que te apasiona. Haz lo mismo con las personas tóxicas en tu vida, aquellas que saben que quieres comenzar un proyecto y siempre te insisten en que lo pospongas, aquellas personas que te restan.

11) No interpretar disciplina como privación del placer.

Ser disciplinado no implica renunciar a las cosas que te gustan y disfrutar, todo lo contrario, es abrir caminos en tu vida para poder hacer estas cosas y más.

  • Tenemos que tener una buena organización. planificación, autoconfianza y sobre todo una actitud positiva y de acción.
  • Es necesario balancear nuestro horario, planificar en nuestras actividades tiempo de trabajo creativo y tiempo de distracción

Ser disciplinados nos va a permitir acercarnos a nuestros objetivos satisfactoriamente sin renunciar a las cosas que nos gustan y disfrutamos.

12) Trabajar en tu síndrome del impostor.

El síndrome del impostor consiste en que una persona exitosa siente que este éxito no es suyo, que no se lo merece, y que en cualquier momento le van a descubrir como un impostor o fraude.

Debido a esto se presentan bloqueos, parálisis, y aparece la sobre exigencia tanto profesional como académica

Tómate unos minutos y piensa en todas las cosas que has logrado hasta el momento; ten en cuenta que levantarte de la cama en medio de una depresión, haber empezado ese curso que tanto deseabas, etc., son logros.

13) Tomar decisiones.

¿Cómo se toman decisiones? Reconocer qué necesitas y entender las opciones que tienes es fundamental para ello:

  • Reúne toda la información que puedas, sé consciente de tus habilidades y experiencia, y cómo te pueden aportar a lo que deseas lograr.
  • Pregúntate qué quieres, qué necesitas o qué es lo mejor para ti.
  • Si te cuesta tomar una decisión, establece un plazo de tiempo.
  • Repasa el miedo al fracaso, el temor a equivocarte.

14) Confiar en ti, tu arte, tu talento, tu formación y experiencia.

Autoestima y autoconfianza son dos aspectos claves que tenemos que nutrir para tener disciplina porque la mayoría de los pensamientos que nos frenan o bloquean están vinculados a estos:

  • Empieza a darle valor a las cosas que tienen valor. 
  • Reconoce tus logros, tus ideas, tu trabajo y tu potencial. 

15) Eliminar el «todo o nada»

A veces las personas se encuentran en esta encrucijada de hacerlo todo perfecto o no hacerlo, pero no hay la media tinta de “vamos a empezarlo y lo vamos mejorando en el camino”.

Reconocer los proyectos como procesos, nos permiten valorar nuestro trabajo en el tiempo, reflexionar y mejorar o ajustar cosas, no nos presiona a terminarlo todo inmediatamente, nos ayuda con la planificación, es realista y es sano.

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Manejo del tiempo y las energías creativas

Uno de los desafíos más grandes para los artistas es encontrar el balance adecuado entre el tiempo dedicado a la creación y el aprovechamiento óptimo de su energía creativa.

La creatividad, a diferencia de otras tareas, no sigue un patrón lineal de productividad; existen momentos en los que las ideas fluyen naturalmente y otros en los que se siente una barrera que impide avanzar. Aprender a gestionar tanto el tiempo como la energía creativa es esencial para maximizar la producción artística sin agotarse mental o emocionalmente.

1. Identificar los momentos de mayor energía creativa

Cada persona tiene ritmos biológicos diferentes, lo que significa que no todos son igual de productivos o creativos en las mismas horas del día. Para algunos, la mañana es el momento en que la mente está más fresca y lista para crear, mientras que otros encuentran su máxima inspiración por la tarde o incluso por la noche.

Es fundamental que un artista identifique cuándo se siente más inspirado y productivo, y que esos momentos sean aprovechados al máximo para trabajar en las tareas creativas más desafiantes o importantes.

Una manera de lograr esto es llevar un registro durante algunas semanas para observar cuándo fluyen mejor las ideas y cuándo se sienten bloqueos. A partir de ese autoconocimiento, puedes estructurar tu jornada para dedicar los momentos de mayor energía a la creación profunda, y reservar los periodos de menor energía para tareas administrativas o de mantenimiento que no demandan tanta creatividad.

2. Bloques de tiempo para la creatividad

Una estrategia útil es la técnica de trabajar en bloques de tiempo dedicados exclusivamente a la creación. Estos bloques pueden ser de 1 a 2 horas, dependiendo de tu capacidad de concentración. Durante estos periodos, es importante minimizar las distracciones y entrar en lo que se llama «estado de flujo», un momento en que te sumerges completamente en la tarea creativa, perdiendo la noción del tiempo y siendo extremadamente productivo.

Este enfoque no solo favorece una mayor producción creativa, sino que también reduce el desgaste, ya que evitas largos periodos de trabajo ininterrumpido que pueden llevar a la fatiga. Entre bloque y bloque, es recomendable tomar pequeños descansos para oxigenar la mente y permitir que las ideas se asienten antes de retomar la actividad.

3. Administrar la energía creativa: cuándo empujar y cuándo detenerse

Una trampa común para los artistas es sobreexigirse cuando sienten que están inspirados, lo que puede llevar al agotamiento creativo.

Si bien es tentador aprovechar al máximo los picos de inspiración, es crucial aprender a equilibrar estos momentos con descansos regulares para evitar la fatiga mental. La energía creativa es finita, y cuando se agota, es posible que comiences a sentir frustración o que el trabajo pierda calidad.

Por ello, es importante desarrollar la habilidad de saber cuándo continuar y cuándo parar. Esto implica aprender a reconocer los primeros signos de agotamiento, como la falta de concentración, la repetición de ideas o la pérdida de entusiasmo por lo que estás haciendo.

Date permiso para descansar, cambiar de actividad o incluso desconectar del trabajo creativo durante unos días puede ser una de las mejores estrategias para mantener tu energía en niveles óptimos.

4. Incluir el descanso y la renovación en tu rutina

El descanso es una parte vital de la creatividad. Las pausas, los descansos largos y el sueño reparador son momentos en los que el cerebro procesa información, conecta ideas y encuentra nuevas soluciones a los problemas.

Un artista disciplinado no solo planifica su tiempo de trabajo, sino también sus periodos de descanso y renovación, entendiendo que esos momentos son esenciales para mantener la creatividad en su mejor nivel.

Incluir en tu rutina actividades que te inspiren o te relajen, como caminar, meditar, leer o simplemente estar en contacto con la naturaleza, puede ayudarte a recargar tus energías creativas. Estas pausas también permiten que la mente subconsciente siga trabajando en el fondo, conectando ideas de manera invisible, lo que muchas veces resulta en una explosión de creatividad renovada al regresar al trabajo.

 Te recomiendo esta guía: 40 Ejercicios de mindfulness para creativos

5. Establecer límites para evitar el agotamiento

En el arte, es fácil caer en la trampa del «siempre hay algo más que hacer». Sin embargo, trabajar en exceso sin establecer límites claros puede llevar a la fatiga y, eventualmente, a un bloqueo creativo.

Una estrategia útil es establecer un horario de trabajo regular, donde sepas cuándo comenzar y cuándo finalizar tu jornada creativa. Si bien el arte puede surgir en cualquier momento, tener límites claros en cuanto a tiempo puede ayudarte a prevenir el agotamiento y a mantener una relación saludable con tu proceso creativo.

6. Practicar la flexibilidad creativa

Aunque la disciplina es crucial, también lo es la flexibilidad. Hay días en que, a pesar de toda la planificación y organización, las ideas simplemente no fluyen. En esos momentos, en lugar de forzar la creatividad, es mejor ser flexible y dedicar tiempo a otras tareas productivas o incluso a descansar.

Forzar la creatividad en estos momentos de baja energía puede no solo resultar improductivo, sino también crear una asociación negativa con el proceso artístico.

Permítete ser flexible con tus horarios y actividades, sabiendo que la creatividad es cíclica y que hay momentos naturales de alta y baja energía. La clave está en aprender a fluir con esos ciclos y ajustar tu agenda de acuerdo con ellos.

En resumen, el manejo eficaz del tiempo y las energías creativas es crucial para que un artista alcance su máximo potencial sin caer en la fatiga. Al identificar tus momentos de mayor creatividad, estructurar bloques de trabajo enfocados, permitirte descansos regulares y practicar la flexibilidad, puedes desarrollar una disciplina equilibrada que respete tanto tu bienestar como la calidad de tu producción artística.

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Conclusión

La disciplina es un pilar fundamental para el éxito en cualquier ámbito, pero en el arte adquiere una dimensión especial, ya que se entrelaza con la creatividad y el bienestar emocional.

Ser un artista disciplinado no implica renunciar al placer o caer en el sufrimiento; más bien, se trata de encontrar un equilibrio entre tus objetivos y tus procesos creativos. La clave está en establecer metas claras, organizarte de manera realista, y manejar tus miedos y expectativas.

Con práctica y paciencia, puedes entrenar tu disciplina, aprender a valorar tu esfuerzo y disfrutar del camino hacia el éxito sin perder la esencia de tu arte. En última instancia, el verdadero logro es crear una vida artística que te inspire y te satisfaga.

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