Herramientas creativas para artistas sensibles: teatro físico, música, creación sensorial y enfoque site-specific

En mayo de 2025 participé del curso intensivo E+SCAPES en Cassano delle Murge, al sur de Italia, como parte de un proyecto Erasmus+ orientado a profesionales del arte y la juventud. Durante una semana, compartimos herramientas creativas para artistas sensibles vinculadas al teatro físico, la música, la creación sensorial y el enfoqie site-specific (trabajo en territorio). Lo que parecía al inicio una formación escénica, se transformó en una vivencia corporal, emocional y creativa que todavía resuena.

El programa estaba diseñado para fomentar el aprendizaje experiencial y la expresión artística colaborativa en entornos rurales. Pero más allá del contexto, lo más valioso que me llevo son una serie de recursos y enfoques que pueden nutrir profundamente el trabajo de artistas escénicos, performers, docentes, músicos y facilitadores.

Herramientas creativas para artistas sensibles

1. Crear desde el lugar: site-specific, empatía y territorio

Uno de los recursos más aplicables que exploramos fue el enfoque site-specific: crear una obra a partir de un espacio determinado, ya sea dialogando con su arquitectura (site-sympathetic) o resignificándolo (site-generic). Este enfoque entrena la capacidad de observación y escucha del entorno, además de fomentar una creación más situada y sensible al contexto.

Para artistas que trabajan en comunidades, espacios públicos o contextos rurales, esta técnica es especialmente valiosa porque:

  • Estimula la creación con pocos recursos técnicos, usando lo que hay.
  • Invita a una relación activa con el espacio, descentralizando el escenario tradicional.
  • Favorece propuestas más participativas y arraigadas en lo local.

2. Volver al cuerpo: el teatro físico como espacio de conexión

Uno de los ejes centrales fue el uso del cuerpo como canal principal de comunicación y creación. A través de ejercicios como la “biografía en movimiento”, nos propusieron narrar historias personales (o de otro) únicamente con gestos, trayectorias y ritmos. Esta metodología es poderosa para desarrollar la expresividad corporal, pero también para generar empatía, cohesión grupal y relatos performativos con identidad.

Para artistas que trabajan con la escena o la mediación cultural, esta herramienta abre caminos para abordar temáticas sensibles desde el cuerpo, sin necesidad de pasar por lo discursivo. También fortalece la capacidad de improvisar, adaptarse al espacio y responder de manera más presente a lo que emerge.

3. Música: narrativas sonoras y experiencias inmersivas

Otro eje que me inspiró mucho fue el trabajo con la naturaleza y el sonido. En el módulo de “Immersive Audio-Nature Experience”, grabamos audios en exteriores, construimos relatos y los convertimos en materiales escénicos o performativos. Esta metodología me pareció muy potente para:

  • Artistas sonoros y músicos que buscan explorar nuevas narrativas.
  • Escenógrafos o coreógrafos que trabajan con paisajes acústicos.
  • Talleristas que quieran activar la escucha creativa en procesos pedagógicos.

Este tipo de ejercicios también nos recordó que la tecnología (un simple móvil y unos auriculares) puede ser una aliada para conectar el arte con lo cotidiano.

4. El poder de la creación sensorial: confiar en los sentidos

Otro momento clave fue el ejercicio llamado “Sensorial Element”, que consistía en guiar a una persona con los ojos vendados hacia un objeto previamente escondido en el entorno, sin hablar. Fue una experiencia íntima y transformadora que puso en juego la confianza, la atención plena y la escucha corporal.

Incluir este tipo de prácticas en los procesos artísticos puede ayudar a:

  • Desarrollar la presencia escénica desde los sentidos.
  • Desbloquear barreras creativas a través de la sorpresa o el juego.
  • Promover experiencias performativas más inmersivas y accesibles (por ejemplo, para públicos con otras formas de percepción).

En mi trabajo con artistas, muchas veces noto una sobrecarga de lo mental. Volver a lo sensorial es un modo de habitar el proceso creativo desde otro lugar, más abierto, más vivo.

Co-creación y adaptabilidad: el arte como proceso abierto

Una de las propuestas finales fue diseñar una coreografía colectiva a partir de una pieza sonora construida en grupo. Esta actividad nos desafió a integrar los diferentes aprendizajes y, al mismo tiempo, a trabajar en diálogo con los procesos creativos de otras personas. ¿Qué significa adaptarse? ¿Cómo respetar lo que trae el otro sin perder lo propio?

Esa es una pregunta central para quienes trabajamos en procesos colaborativos: crear sin imponer, construir desde la escucha. Este curso me recordó que facilitar no es dirigir, y que el arte puede ser una excusa poderosa para generar vínculos más humanos y horizontales.

¿Cómo pueden beneficiarse los artistas de estas metodologías?

Estas herramientas creativas para artistas sensibles no son solo “dinámicas”, sino marcos para transformar la práctica artística en las áreas de teatro físico, música, creación sensorial y enfoque site-specific.

Aplicarlas puede:

  • Estimular la imaginación desde el cuerpo y el entorno.
  • Facilitar procesos de creación colectiva, inclusiva y sensible.
  • Romper con estructuras rígidas o jerárquicas del hacer artístico.
  • Habilitar espacios de juego, vulnerabilidad y descubrimiento.

Ya sea que trabajes en la escena, la música, el arte comunitario o la educación, integrar lo físico, lo sensorial y lo contextual puede enriquecer tu mirada y hacer más vivos los procesos.

Cerrar los ojos para ver distinto

Volví de Italia con más preguntas que respuestas, pero también con el cuerpo más disponible, la mente más abierta y el deseo renovado de compartir lo aprendido. E+SCAPES fue una invitación a crear desde el presente, desde lo que hay, con lo que somos. Y eso, para mí, ya es mucho.

Acompañar procesos desde el cuerpo y la escucha

Como psicóloga especializada en acompañar a artistas, esta experiencia también me aportó herramientas desde lo humano, no solo lo escénico. Muchas veces, en el trabajo clínico o en los espacios de orientación creativa, observo cómo el cuerpo queda excluido de la conversación. Sin embargo, el cuerpo habla, guarda memoria, y muchas veces tiene la llave para desbloquear bloqueos, miedos o tensiones creativas.

Lo vivido en E+SCAPES refuerza una intuición que me acompaña desde hace tiempo: no hay proceso artístico sin proceso emocional. Y muchas veces, el camino para transitar ese nudo no es la palabra, sino el juego, el movimiento, la exploración sensorial o la conexión con el entorno. Por eso, estas herramientas no solo enriquecen mi práctica como facilitadora, sino también como psicóloga que trabaja desde una perspectiva integral, que honra la complejidad de crear en el mundo actual.

Acompañar a artistas es acompañar subjetividades sensibles, cuerpos en búsqueda, narrativas en construcción. Volver al cuerpo, al silencio compartido, al sonido de la naturaleza, es también un modo de cuidar esos procesos. Y eso, hoy más que nunca, me parece esencial.

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